Si ya el pasado mes de enero, con el respaldo del Tribunal Supremos de los Estados Unidos, Donald Trump vetó a las personas trans en las Fuerzas Armadas, ahora el golpe al colectivo viene desde el lado de la salud. A partir del mes de agosto, el Gobierno de los Estados Unidos derogará varias de las protecciones contra la discriminación para personas LGBTQ a la hora de recibir atención y seguro médico. Una vez más, esta decisión afecta de lleno a las personas trans y sus procedimientos quirúrgicos pendientes y necesarios para su transición.
En 2016, la administración Obama tuvo a bien incluir a las personas trans en esta ley que inicialmente decía que es ilegal discriminar por “raza, color, origen nacional, sexo, edad o discapacidad en ciertos programas y actividades de salud” y los demócratas añadieron a lo anterior la frase “hombre, mujer, ninguna o una combinación de hombre y mujer” ya que de esta forma las necesidades de las personas trans también serían acogidas.
Desde la oficina de Derechos Civiles del Departamento del Salud y Servicios Humanos aseguran que esta vuelta atrás solo supone una “simplificación de términos” y que las personas trans ya están protegidas por otros estatutos.
Lo que es bien cierto es que este cambio llega desde el ala más dura del partido Republicano y que en la práctica, viene a beneficiar a las compañías de seguros que reciben fondos federales para que puedan negarse a atender a los estadounidenses trans en aspectos relacionados con su transición, quedando, una vez más, sus derechos mermados.
