Candela García nace en Alcalá del Río (Sevilla) y crece en los barrios humildes de Los Pajaritos y Parque Alcosa. Desde joven es fiel admiradora de Lola Flores y muestra su amor por el canto y el espectáculo. Candela era consciente de quien era y qué sentía; en su familia se encontraba con la ambivalencia de vivir con la protección de su madre y el silencio de su padre. A los 14 años, trabaja en una planta de reciclaje y con posterioridad en el colegio Maristas, donde su madre, para cuidarla, le consigue un trabajo de limpieza de suelos y de apoyo en la cocina y que ella recuerda con gran dureza.
Tan sólo con 20 años en Sevilla, Candela debe sufrir por primera vez lo que es ser detenida por ser simplemente quien era. Después de enfrentarse a duros momentos de mucho sufrimiento decide irse a Francia en busca de mejor vida. En el país galo trabaja en varios lugares relacionados con los automóviles y conoce el mundo del espectáculo en salas como Papillón. A pesar de los peligros y acoso, cuenta con cierta libertad y conoce a travestis y transexuales ya hormonadas de diferentes cabarets, momento en el que decide comenzar su proceso. Candela lucha por llegar a ser ella misma y hace todo lo necesario “hice de todo, incluso vender mi sangre a 400 pesetas el medio litro”.
A su regreso, vive en Barcelona, “en aquella época parecía ser el “paraíso” de los homosexuales, entonces llamados invertidos, por la libertad que allí se respiraba. Una libertad solo aparente porque las detenciones, noches en las comisarías y cárceles estaban a la orden del día”. Allí es arrestada durante varios meses sin motivo donde es sometida a vejaciones y palizas. A pesar de los abusos y la humillación, trabaja duro haciendo cuñas de mimbre y sirviendo a un funcionario, cosa que le facilita una cierta protección para poder soportar aquellos angustiosos momentos.
A lo largo de su vida, Candela lucha por ser ella misma y vivir su verdad. Se convierte en una mujer valiente y resiliente, un testimonio del coraje y la determinación de las personas trans en tiempos difíciles.
Foto: Víctor García