Crossing, la nueva película de Levan Akin ya está en cines

transexualia.org • octubre 03, 2024 • No hay comentarios

Tras brillar en la Berlinale y otros tantos festivales de cine europeos por fin llega a nuestras pantallas “Crossing”, la nueva película de Levan Akin que seguro recordaréis por su anterior cinta “Solo os queda bailar”.

En esta ocasión Akin nos cuenta la historia de Lia, una profesora jubilada, que ha prometido encontrar a su sobrina Tekla, a la que dieron la espalda años atrás y que lleva mucho tiempo desaparecida. Acompañada de un joven vecino, su búsqueda llevará a esta extraña pareja hasta Estambul. Allí, Tekla empieza a sentirse más cerca que nunca.

Esta es una historia sobre el anhelo de un lugar al que pertenecer. Sobre encontrar a tu familia, quizá no en tus parientes, sino en aquellos que te aman incondicionalmente, sin prejuicios, por lo que eres. Seguro que os suena.

Para quien no lo conozca, Levan Akin (1979) es un director sueco de ascendencia georgiana. Su obra explora la clase, el género y la sexualidad. Entre su filmografía se incluye la película Solo nos queda bailar, aclamada por la crítica, estrenada en la Quincena de Cineastas de Cannes en 2019 y cinta seleccionada para representar a Suecia en los Óscar. Akin también ha realizado importantes contribuciones a la televisión, como la serie Real Humans (una serie adaptada, Humans, fue realizada por la AMC para Estados Unidos y Reino Unido). Asimismo, ha sido coproductor ejecutivo y director de la prestigiosa adaptación de AMC de Entrevista con el vampiro (2022). La última película de Akin, Crossing, se estrenó en la Berlinale de 2024.

Os dejamos la entrevista realizada a su director con motivo del estreno y tan solo nos queda animaros a ir a la sala más cercana a verla. No os dejará indiferentes.

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Ha mencionado que Crossing está basada en una historia real. Háblenos del origen y la inspiración para el guion.

La película está vagamente inspirada en una historia que escuché mientras me documentaba. Conocí al abuelo de una chica trans que estaba a su lado y la apoyaba, mientras que el resto de su familia no lo hacía. La idea de que un georgiano de 70 años fuera más tole- rante con su nieta trans que sus pro- pios padres, de 40 años, me hizo consi- derar mis propios prejuicios. Cuando se estrenó mi última película en Georgia, Solo nos queda bailar, fue recibida con violentas manifestaciones. Incluso los padres de las personas que habían par- ticipado en la película la vieron con pre- juicios. Esto es puramente anecdótico, pero un miembro del equipo me contó que, después de que sus padres la vieran, se mostraron arrepentidos por haber sido tan antiLGTBIQ+. La cinta les había cambiado la mentalidad. Volviendo al abuelo y la nieta, pensé que sería muy interesante mostrar esta brecha intergeneracional y cómo atajarla. Quería explorar esto, y lo curioso es que ocurrió mientras rodábamos la película, ya que trabajamos con personas de la comunidad queer local detrás de las cámaras, y nuestra actriz principal, Mzia Arabuli, de 72 años, nunca había conocido a ninguna persona trans antes del rodaje, y entabló nuevas y profundas relaciones con la comunidad. Escribí el guion principalmente mientras me documentaba en Estambul. Visité varias ONG tanto en Estambul como en Ankara, y los personajes turcos de la película salieron de esta investigación. Quería mostrar Estambul como yo lo veo: repleto de oportunidades, emocionante y vivo.

¿Qué cree que cuenta Crossing sobre la familia?

Para mí, los tópicos de la juventud y la edad resuenan en todas mis películas. Si Solo nos queda bailar era una espe- cie de despedida de la juventud, en el sentido de que esta película plantea la cuestión de cómo seguir viviendo cuando ya no te queda nada por lo que vivir, así es cómo Lia describe su vida. No escogemos la familia en la que nacemos, pero quizá podamos escoger a la gente que convertimos en nuestra familia. Lia, Achi, Tekla y Evrim, así como los niños que tocan en la calle, Izzet y Gulpembe, son todos marginados a su manera. Pero todos encuentran contexto en los otros. Encontrar a Tekla es, por así decirlo, lo último que tiene que hacer Lia en su vida. Después de eso, no queda nada. Pero buscando a Tekla, siguiendo su rastro, e incluso conociendo a sus amigas y vecinas, Lia adquiere paulatinamente una nueva perspectiva y una nueva vida. Este es el regalo de Tekla a su querida tía. Desde una perspectiva queer, la familia escogida siempre ha cumplido una función muy importante. En muchas ocasiones, ha sido la única manera para muchas personas LGTBIQ+ de crear espacios seguros. Además, los familiares de las personas queer o, como en el caso de Crossing, los familiares de una persona trans, también sufren rechazo y se ven obligados a cortar lazos con ella para no romper con lo establecido. Crossing está repleta de personajes perdidos que buscan una nueva vida o que huyen de la anterior.

¿Por qué eligió Estambul como eje central?

Estambul es un lugar donde uno puede desaparecer, si es lo que uno desea. Es fácil huir a Estambul. Asimismo, es un lugar que alberga a todo tipo de perso- nas y circunstancias, de modo que es sencillo encontrar un espacio de aceptación. Contrariamente a las impresiones generales que nos llegan a través de los medios de comunicación aquí, en Europa occidental, yo no diría que Estambul tenga una postura especialmente antiLGTBIQ+. Al contrario, el electorado de Estambul, donde no gobierna el AKP, es bastante tolerante con el colectivo LGTBIQ+. Es más un tema social que afecta a Turquía en su conjunto, ya que es muy patriarcal. Lo que pasa con Estambul es que es un lugar donde se pueden encontrar realidades completamente opuestas a pocos metros. Puedes estar en una calle muy religiosa, bajar dos calles y encontrar un refugio para el colectivo donde los hombres pasean cogidos de la mano. Quería trasladar esta dicotomía a la cinta. Cuando Lia y Achi caminan por el barrio trans en la película, la breve distancia que recorren es la que es realmente. Todos viven hacinados en Estambul: todo tipo de religiones, personas… y no nos olvidemos de los perros y los gatos. En cierto modo, esta película es una carta de amor a Estambul. A la historia de la ciudad. Pasé muchos veranos allí de niño y me encanta la música turca. Estoy muy contento de haber podido rodar una película y capturar esta ciudad tan cambiante.

Mzia Arabuli encarna al personaje de Lia de una manera muy interesante: estoica a la par que sentimental, decidida pero discreta. Háblenos del personaje de Lia.

Lia es una mujer que siente que no tiene nada por lo que vivir y, por lo tanto, nada que perder. Le promete a su hermana que encontrará a su hija perdida y es lo que se dispone a hacer. No tiene tiempo ni paciencia para chorradas. Quería representar a una persona que poco a poco se va reenganchando a la vida. Y también quería representar el acto de la autocompasión. Tekla es el catalizador. Quería que a Lia le importase todo un pimiento, es una mujer que ha reprimido muchas cosas. Nunca quiso casarse porque era incapaz de someterse a un hombre. Dedicó su vida a ser profesora, lo cual, en cierto modo, le encantó, pero también se sintió enormemente infravalorada en su trabajo. Los últimos cinco años los pasó cuidando de su hermana enferma. Lia y Tekla estaban muy unidas. Ambas transgredían la norma a su manera. Tenía muy claro cómo quería que fuera Lia, y Mzia la encarnó perfectamente. Su apariencia firme esconde un trasfondo muy dulce. Además, Mzia tiene un gran sentido del humor, y me encanta. En muchos aspectos, me recuerda a la gran Anna Magnani. El personaje de Evrim es un poco el de la heroína de la película. Es el personaje más positivo e inspirador.

¿Es lo que pretendía desde un principio?

La situación de cualquiera que rompa con lo establecido es compleja en cualquier parte del mundo. Precisamente por eso, quería mostrar a alguien con alegría de vivir incluso en la adversidad. Quería mostrar pequeños gestos de solidaridad entre personas. Evrim nace de la amalgama de muchas mujeres trans que conocí en Turquía. Lo que me chocó de estas mujeres fue su seguridad para tirar adelante y seguir peleando sin permitir que las anulen. Quería que el personaje abordase las dificultades de frente.

Crossing nos ofrece una visión de la vida de las personas trans en Estambul. Háblenos de su experiencia rodando con esta comunidad, especialmente a la luz de la campaña antiLGTBIQ+ reiterada de Erdogan.

Conocí a muchas personas del colectivo mientras investigaba en Estambul y Ankara, pero no sin complicaciones. Pasé muchos meses en Estambul, y algunas personas tenían que ser muy discretas a veces. Tuve que vérmelas con las autoridades. Por ejemplo, la comisaría que aparece en la película es la comisaría real a la que llevan a los niños cuando son detenidos, así que tuvimos que conseguir un permiso hablando con la policía. Para mi sorpresa (o suerte), al agente con el que hablé le encantaba el cine y había visto algunas de mis películas, así que accedió a ayudarnos. (La policía de Estambul no es aliada de la comunidad LGTBIQ+).

Usted reside en Suecia, pero su familia procede de Georgia, que es donde se ambienta Solo nos queda bailar. En esta nueva cinta, la historia ocurre en- tre Georgia y Turquía. Háblenos sobre su experiencia como director internacional, y díganos qué le llama de hacer películas que trascienden fronteras.

De pequeño, tenía familia cercana en Turquía, ya que muchos georgianos llevan varias generaciones viviendo allí. Pasé muchos veranos con mis abuelos en Estambul, pero también en Batumi y en Tiflis. El viaje en bus por la costa del mar Negro hacia Georgia que aparece en la película es un viaje que yo he hecho incontables veces. Cuando sentí el impulso de contar esta historia, pensé mucho en mi abuela y en si me aceptaría a mí o a los demás miembros LGTBIQ+ de la familia. Crossing transmite un importante mensaje de aceptación y comprensión.

¿Qué espera para su estreno?

Espero que le llegue a la gente y que ayude a mejorar la tolerancia intergeneracional hacia las personas LGTBIQ+ en la región y en todo el mundo. Deseo también que la gente se sienta feliz y esperanzada cuando la vea. Que encuentren un espacio de solidaridad, que creo que es muy necesario en los tiempos que corren.

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