El complejo, que ya está habilitado y en pleno funcionamiento, consta de 12 viviendas que a su vez cuentan con un salón con cocina integrada, una habitación y baño. La cocina está equipada con los electrodomésticos necesarios y todas cuentan con calefacción. Este espacio social de ayuda y convivencia se encuentra en la ciudad de Neuquén, en el corazón de la patagonia argentina y ha sido impulsado por una monja que desde hace 14 años, es conocida como la monja de las trans por su arduo trabajo con las mujeres del colectivo.
Ella es Mónica Astorga Cremona, una religiosa perteneciente a la Orden de las Carmelitas Descalzas. Mónica ha contado a los medios que todo comenzó como una idea “muy loca”, crear un barrio trans y afirma que su finalidad no es aislar a estas personas sino darles un techo digno. Su perseverancia tuvo efecto y finalmente, el Instituto de Vivienda y Urbanismo de Neuquén se hizo cargo de su construcción.
En una entrevista ofrecida, Mónica Astorga destaca la gran luminosidad de los apartamentos y afirma que “ellas viven en oscuridad porque nosotros las hicimos vivir en la oscuridad y nosotros las enterramos y vivieron siempre de noche”.
La fórmula elegida para estas viviendas sociales ubicadas en el barrio de Confluencia es el de Condominio tutelado. Pensado para personas trans entre 40 y 70 años en situación de vulnerabilidad, éstas podrán ocupar una de las doce viviendas, gestionadas por las Carmelitas, de forma gratuita y lo único que tendrán que respetar serán unas normas básicas de convivencia propias de cualquier edificio en alquiler. Si las inquilinas por derecho quieren vivir acompañadas, podrán hacerlo pero en caso de fallecimiento, sus parejas deberán de abandonar la vivienda ya que está será asignada a otra persona trans en espera que cumpla con los requisitos.
Wanda, una de las primeras habitantes de esta comunidad ha contado ante las cámaras como las trans han sido siempre vejadas por los arrendadores, con precios que subían al conocer que eran personas trans y en condiciones de salubridad pésimas.
Esta iniciativa también busca facilitar y estrechar lazos entre las mismas habitantes, generar una comunidad para que se cuiden unas a otras y contarán con entrega de alimentos, una pensión no contributiva y con un seguimiento para que puedan acceder a diferentes oficios en caso de estar en edad y situación física de poder trabajar.